¡NO!, no es una adivinanza
Un gran estreno está prometido para los próximos días, en aquel teatro, pero por el momento, la poca gente que acude se conforma con ver la obra actual que, para serles sincero, no parece muy buena.
CAPÍTULO I
Aparece un grupo de personas
manifestando en la calle, portando banderas y diciendo consignas.
Baja el telón y sube el telón.
Aparece una barrera de policías y
guardias, cuidando que los manifestantes no pasen a las calles donde no tienen
permiso para marchar.
Baja el telón y sube el telón.
Los manifestantes han pasado la barrera
policial y ya no dicen consignas, porque no pueden, pues ahora llevan colocada
una máscara antigases en el rostro y han cambiado la bandera por una cabilla,
llevan bombas molotov y algunos portan de manera oculta armas de fuego.
Baja el telón y sube el telón.
En otro escenario aparece una mujer
tirada en el pavimento y sangrando por la cabeza, donde ha recibido un plomazo.
Baja el telón y sube el telón.
Aparece un político mostrando la foto
de la mujer muerta.
Baja el telón. . . pero. . . pasa el
tiempo y el telón no sube.
Sin embargo, se escuchan fuertes ruidos
detrás del telón, los ruidos son de una pelea muy violenta detrás del telón.
Alguien del público se levanta con una
gran tijera, con la clara intención de cortar el telón y poder ver lo que
ocurre detrás, pero una mano peluda sale de entre el telón y toma al hombre de
las tijeras, obligándolo a entrar hacia la parte de atrás.
Entonces se produce una fuerte
explosión detrás del telón y unos pocos minutos después los ruidos terminan y
el telón ahora si sube y aparece una mujer muy bien vestida y muy maquillada,
esta mujer luce un vestido de mangas largas y largo hasta los tobillos
La mujer, dirigiéndose al público dice:
– Disculpen,
pero la obra no podrá continuar porque. . . ha muerto el protagonista.
Necesitamos a alguien del público que pueda sustituir al protagonista.
En el público las personas se miran
unas a otras tratando de conseguir al sustituto, pero, nadie se ofrece como
sustituto.
La mujer del vestido largo dice:
– Bueno
si no hay sustituto, no podemos terminar con la obra hoy, nosotros
conseguiremos un buen sustituto, llamare a mi tío, que es un buen actor y con
el terminaremos de presentar esta obra. Vuelvan mañana a ver la segunda parte y
el final de esta obra.
La gente se retira del teatro un poco
inquieta y molesta.
CAPÍTULO II
Al día siguiente regresan a terminar de
ver la obra inconclusa, pero quedan sorprendidos al ver que deben pagar nuevamente
la entrada, y eso no es todo, ahora la entrada cuesta muchísimo más
y casi nadie puede pagarla.
La mujer del traje largo, le explica
entonces al frustrado público, que el nuevo actor es alguien muy famoso e
importante y está cobrando muy caro para terminar la obra.
– Pero
hay una solución - dice la mujer – el actor famoso nos dijo que,
podrán ver la segunda parte de la obra, si al finalizar aplauden fuertemente,
si no aplauden tendrán que pagar.
Entonces todos aceptan, excepto un
hombre, a este hombre ya lo conocemos, es el que tiene en sus manos la gran
tijera. La mujer del vestido largo discute con el hombre de las tijeras y
después de cierto tiempo llegan a un acuerdo.
El hombre entrega su tijera a la mujer
del vestido largo, entonces esta la recibe sonriendo, pero entonces cuando el
hombre se dispone a entrar, se produce un estruendoso aplauso.
– La
obra ha terminado señor – dice la mujer del vestido largo, quien ahora habla
con una voz muy extraña.
La mujer, ha tomado al hombre de las
tijeras, por la parte trasera de su traje y lo hace regresar, el hombre voltea
y ve la mano de la mujer, que ahora está llena de pelos. El hombre regresa,
mientras cae en cuenta que en efecto, la obra ha terminado.
Al hombre no le queda más remedio que
entre la gente que está saliendo del teatro; buscar a alguien que quiera
contarle el final de la obra, pero es inútil nadie quiere hacerlo. Cuando ya se
da por vencido, da media vuelta para salir del teatro, en ese momento ve que
frente al teatro están colocando un cartel que anuncia:
"Esta obra continuara presentándose toda
la semana y aún más si el público lo pidiera"
El hombre de las tijeras lee el anuncio
y esto lo tranquiliza un poco, pues ahora sabe que terminara de ver la obra al
día siguiente. Entonces emprende nuevamente la marcha, pero antes de salir
recuerda algo y regresa, busca a la mujer del vestido largo y le pide le
devuelva su tijera, ella sin decir nada saca de un bolso de mano la tijera y se
la entrega al señor, quien finalmente sale del teatro.
El teatro ha quedado solo, con la excepción
de un hombre que se encuentra en uno de los rincones más alejados dentro del
teatro, este hombre es el actor famoso, lo vemos sentado, más bien tirado en el
piso, junto a una gran cantidad de dinero en efectivo que al parecer ha estado
contado, en este momento está muy concentrado releyendo un informe médico que
tiene su nombre, algo le sucede mientras lee el informe, pues tiene una mueca
en su rostro, los ojos llorosos y rojos como inyectados en sangre a
consecuencia del uso de altas dosis de droga.
El informe dice que. . . le
queda muy poco tiempo de vida
CAPÍTULO III
El teléfono celular se activa, al actor
famoso se aclara la garganta, mientras revisa quien lo llama, entonces contesta
con una vos afectada por la rabia, la impotencia y el dolor agudo que desde
hace varios días no lo ha abandonado:
– Mátalo
también
– Pero
Samuel . . . mira que – contestan desde el otro lado
– Mátalo
te digo
– No
se si podremos
– O
tendré que. . . – el dolor lo ha interrumpido y parece desfallecer, entonces
sin fuerzas se deja caer hacia atrás y suelta el teléfono, desde el otro lado
la persona que lo ha llamado grita desesperada, porque sin su tío se siente
perdida, pero ya nadie escucha.
El hombre de las tijeras vuelve al día
siguiente, con la esperanza de ver ahora si el final de la obra, pero quedará
frustrado, pues alguien ha quitado el cartel que anunciaba la reposición de la
obra y en su lugar hay otro cartel que anuncia el próximo estreno. Estreno que
el hombre de las tijeras no podrá ver ni aun siquiera su título, pues antes de
llegar se encontrara con una multitud que se agolpa a la entrada del teatro
para ver aquel gran estreno.
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