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domingo, 13 de octubre de 2013

EL AMOR Y EL INTERÉS FUERON AL CAMPO UN DÍA.

El amor y el interés fueron al campo un día . . .

La señora Rigoberta Selina se había comenzado a sentir muy mal, se sentó en la cama y llamó a Fidelia
  • Mande señora
  • Estoy mareada otra vez, tráeme la pastillita para controlar la tensión
    Fidelia era una muchacha muy bonita que trabajaba como servicio de la señora Rigoberta, había llegado a aquella casa solicitando trabajo, según un plan que tenía con su novio del cual estaba muy enamorada.
  • Tome – le entregó la pastilla con una mano y con la otra un vasito de agua – la señora se tomó la pastilla arrugando un poco la cara.
  • Vaya, tengo ese mal sabor en la boca, todo lo que tomo me sabe a diablo.
    La señora Rigoberta tenia un poco mas de 80 años y padecía desde hace mas de 30 de hipertensión arterial, para lo cual tomaba aquella píldora.
    Fidelia, tomó el cepillo que estaba cerca de la cómoda y comenzó a cepillarle los cabellos a su patrona, la señora Rigoberta cerró los ojos y trato de relajarse, poco después Fidelia soltó el cepillo y continuó acariciándole el cabello con las manos, eso hizo sentir mejor a la señora Rigoberta quien poco a poco se fue recostando en la cama, la presencia de Fidelia había sido una bendición para Rigoberta quien se entregaba en las manos de Fidelia con absoluta confianza
  • ¿Tiene sueño?- pregunto fidelia
  • No, solo que. . . tengo ese mareo y no puedo mantenerme sentada- dijo en tono muy bajo la señora.
    Fidelia no quiso molestarla mas y salió de la habitación, en ese momento entraba en la casa la Doctora Esfini, quien preguntó por su paciente con voz grave, seria y desagradable.
  • ¿La señora Rigoberta?
  • Está en su habitación - contestó Fidelia – no se siente bien.
  • ¿Le diste la pastilla?
  • Si, se la acabo de dar.
    La doctora no le caía bien a Fidelia y el sentimiento era reciproco pero ambas simulaban muy bien la inquietud que se producían.
    La doctora pasó a la habitación de su paciente y otro visitante llegó en ese momento, era el novio de Fidelia un señor ya entrado en años, quien lucía siempre muy bien vestido y transmitía un aire de “don de gente” que infundía respeto, Sebastian era su nombre, se sentó en un mueble tipo sofá y Fidelia se sentó a su lado, se dieron un beso de bienvenida y comenzaron a conversar casi a cuchichear pues solo ellos podían  escucharse, mientras conversaban los ojos de Fidelia brillaban vivamente, era evidente que estaba muy enamorada y admiraba mucho a aquel hombre; El por su parte había llegado a aquella casa para plantearle un negocio a la señora Rigoberta, su interés se centraba en alquilar un local para instalar una Farmacia.
    Después de unos minutos en la habitación la Doctora salió extrañamente tiesa como en schock, los ojos le salían de sus órbitas.
    Fidelia se levantó de su asiento - ¿Que ha pasado?
    La Doctora estaba a punto de desmayarse, Fidelia se dio cuenta y la ayudó a sentarse.
  • ¿Que ha pasado? Pregunto Fidelia Nuevamente
  • Ha muerto - contesto la Doctora sin salir de su sorpresa.
  • Dios mio
  • Avísenle a Don Tony - dejó escapar la doctora.
    Los días siguientes a la muerte de la señora Rigoberta pasaron rápidamente y sin nada especial que contar según el objeto de esta historia, el velatorio se efectuó sin contratiempos, la casa donde vivía la señora fallecida había quedado sola y permanecía cerrada.

Un mes después algo extraño sucedió, Tony, el único hijo de la Señora Rigoberta vino hasta la casa de su madre, había recibido una llamada por teléfono de un señor que se identificó como el comprador de la casa y le pedía que le entregara las llaves, Tony acudió a la cita, pero estaba confundido, puesto que el no había colocado aun ningún aviso de venta.

La confusión se tornó en espanto cuando conversó con el referido comprador, pues la casa ya había sido vendida, ese mismo dia acudieron al registro fiscal y el comprador le mostró toda la documentación:
La casa había sido vendida por Fidelia Celestina de la viv Aranza, quien según se señalaba en los registros, había obtenido la casa por venta directa de la Señora Rigoberta Selina.

Tony estuvo averiguando por varios días  al cabo de los cuales supo que:

Fidelia se había ganado toda la confianza de la señora Rigoberta y esta por agradecimiento le había vendido la casa por un precio que solo calificaba de simbólico.
El novio de Fidelia estuvo trabajando el mismo en la farmacia, hasta el día de la muerte de la señora Rigoberta, la farmacia ya había sido mudada y solo habían quedado un montón de cajitas de medicinas vacías.

A petición de Tony la doctora Esfini, llevó las pastillas a un laboratorio, donde le informaron que eran de azúcar  unas pastillas que son usadas para Hipocondríacos.
Todo estaba demasiado claro, pero por supuesto que ya era muy tarde para actuar, ademas los documentos eran todos absolutamente legales.

En ese mismo instante en una ciudad muy lejana una pareja celebraba su boda con una pomposidad inusual.
Fidelia lucía como siempre muy enamorada y su esposo la abrazaba para hacerla sentir feliz, para que de esa forma no sospechara el plan que ya estaba poniendo en practica.


FIN