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lunes, 12 de octubre de 2015

EVIDENCIAS: El vivaracho

EVIDENCIAS

“El vivaracho”


El apenas sabía leer y escribir, pero sentía que lo sabía todo, que podía hacer cualquier cosa. Aunque en aquel momento se encontraba un poco confundido, quizá muy confundido.

Veía y sentía como el mar enfurecido se le venía encima, mientras él intentaba maniobrar con el timón . Una ola lo golpeó con mucha fuerza y lo hizo rodar unos metros a estribor, trató de aferrarse a una tabla saliente de la cubierta pero esta le resbaló entre las manos.

  • Hombre al agua – gritó, luego tomó un sorbo de la botella que aun con el golpe recibido no había soltado.
    Sentía que se ahogaba, pero realmente no había tragado ni una sola gota de agua - auxilio, problemas tenemos problemas.- gritaba.
    Nadaba con fuerza, pero la verdad no se había levantado de su silla, jadeaba y gritaba diciendo incoherencias. Entonces, de repente, al intentar tomar otro trago de su botella y sentir que la misma estaba vacía volvió a la realidad.
  • Oh no, se acaban las provisiones – se levantó de su silla y buscó el sombrero, se había olvidado de su sombrero, es que le gustaba tanto cuando se imaginaba marinero de alta mar que se olvidaba de todo, era una forma de divertirse, pero debía controlarse, pues sus dos primos que trabajaban en la policía se lo tenían advertido, si lo encontraban borracho lo llevarían preso y el por supuesto quería a sus dos primos como aliados y no como verdugos.
    Reacomodó su silla, entre el cajero automático y el teléfono publico, tuvo que barrer un poco pues había una reguera de tarjetas telefónicas usadas, tiradas en el piso. Recogió y colgó el cartelito que se había caído del espaldar de la silla, en el cual figuraba un documento con el membrete de una clínica privada donde hace muchos años un medico indicaba su padecimiento y explicaba que debido a esa disfunción en su cerebro no podía trabajar.
    Al principio le daba mucha vergüenza tener que pedir dinero excusándose en ese problema que tenía de nacimiento, pero con el tiempo, fue aceptándolo y luego a medida que la gente se acostumbró a verlo allí en su esquina, fue desapareciendo la vergüenza y comenzaron a aparecer los síntomas de la sinvergüenza.

Cuando empezó a beber ocultaba su botella, pues, si alguien hubiera leído con atención el documento clínico, se hubiera dado cuenta que no debía beber licor, pero bebía y desde hace algún tiempo no ocultaba su botella.

Se ganaba la vida haciendo cualquier cosa, a veces tenia cartones de entrada para los juegos de béisbol, cuando ya estas se habían agotado en las taquillas del estadio, otras veces tenía tickets de rifas en las que nadie sabía quien salía premiado y siempre cargaba cosas para vender como: estampitas de santos, baterías, botellas de un elixir para bajar de peso o para la potencia sexual, yesqueros, pendrives, bolígrafos y las revistas especializadas en las carreras de caballos.

Ciertamente siempre estaba en movimiento y vaya que movimiento, no paraba nunca de caminar y para colmo caminaba bailando. Por todo lo mencionado se conocía con el sobre nombre de: Toño “El vivaracho” y le gustaba ese nombre, sentía que se le hacía justicia.


Tanta actividad y aun asi siempre andaba buscando la forma de ganarse un dinerillo extra

Pero su suerte estaba por cambiar porque hoy había sido contactado por un señor del Banco Nacional, quien le informó que necesitaban de su ayuda, para un trabajo muy puntual. Sería algo de un solo día. El hombre identificado como trabajador del banco le dijo que era algo muy sencillo

    • Aprovechando que tu actividad es aquí al lado del cajero automático se te ha seleccionado para ayudar a los señores de la tercera edad
    • Si señor, digame – estaba emocionado, sentía que por fin se le tomaba en cuenta
    • Hemos tenido problemas con las cuentas de los viejitos pensionados por nuestra institución
    • ¿Problemas?
    • Si, problemas, ellos no podrán sacar dinero de sus cuentas, tu le entregaras este papel para que llenen el formato y luego metes las tarjetas y formatos en este sobre que debes entregarme bien cerrado, porque es algo muy serio, luego yo paso en la tarde para que me entregues los formatos con las tarjetas de los señores
    • ¡Ah! . . . claro . . . sera muy fácil . . . - decía Toño el vivaracho mientras bailaba y su imaginación volaba – al final preguntó – ah . . . pero mira, lo mas importante ¿cuanto hay pa' eso?
    • Se te pagaran 500 de los fuertes, yo te los entregaré cuando recoja las tarjetas con los formatos ya llenos.
      El vivaracho quedó emocionado, hace tiempo que no veía un billetico de cien y ahora le prometían quinientos. Se frotó las manos, porque él ya estaba pensando que serian mas de cinco mil.
Efectivamente había un problema y los viejitos no podían sacar dinero. Entonces el vivaracho los abordaba, les entregaba el papelito con el pequeño formato que los ancianos llenaban muy rápidamente , pues solo se pedía el nombre y la clave de la tarjeta, al terminar lo metían en un sobre amarillo que el vivaracho había comprado.

Algunos viejitos desconfiados protestaron y no quisieron entregar sus tarjetas, pero una buena parte de ellos si lo hicieron y al final de la tarde el ya conocido agente del banco pasó a recoger el sobre blanco identificado con el símbolo del banco.

El vivaracho entregó el sobre blanco, bien cerrado y grapado, el agente del banco, se dio cuenta de que el vivaracho había trabajado mucho, pues al tocar el sobre se podía sentir que habían muchas tarjetas.

    • Hay mas de cien tarjetas – dijo el vivaracho
    • Sabía que harías un buen trabajo – dijo, muy satisfecho el agente bancario.
    • ¡Ah! Y veo que has limpiado bien tu lugar de trabajo, recogiste toda esa reguera de tarjetas que tenias en la esquina.

Al día siguiente, aproximadamente al mediodía, hubo cierto alboroto en la esquina del cajero por la movilización policial que se suscitó. Aparecieron dos patrullas cuatro motos y una gran cantidad de policías estos se apearon y fueron directamente al puesto del vivaracho, este se mostró sorprendido, pero no pudo evitar que lo hicieran preso, lo introdujeron en una de las patrullas y se lo llevaron.
Algo les pareció muy extraño a los transeúntes y es que el preso iba bailando.

Ese mismo día en la tarde el titular del periódico local informaba

Cinco personas fueron capturadas como presuntos estafadores de ancianos pensionados en tres estados del país, entre los detenidos figura una persona muy conocida del centro de la ciudad, quien es conocido como “el vivaracho”.

Pero la historia no había terminado

Al día siguiente, otra vez, a la misma hora, el mismo operativo policial, esta vez mas intenso, mas patrullas, mas motos, mas policías y. . . mas periodistas.

De repente, saltando, desde una patrulla apareció bailando “el vivaracho” la gente lo veía asombrada, pero él no era el principal atractivo de la movilización, la atención de los policías, los transeúntes y periodistas estaba en el banco, la gente formaba un tropel frente a la institución después de unos minutos de entre la multitud, con dificultad sacaban del banco al sub-gerente, quien caminaba cabizbajo y esposado, los mas curiosos pudieron ver que el sub- gerente llevaba en sus manos esposadas una gran cantidad de tarjetas telefónicas que dejaba caer al piso mientras negaba con la cabeza.

En el periódico apareció otro titular que mostraba casi como héroe a “El vivaracho” se decía que este había salvado de ser estafados a mas cincuenta pensionados.
El vivaracho devolvió las tarjetas a los señores jubilados y estos por agradecimiento recompensaban sobradamente bien a “El vivaracho” este no se había equivocado en su calculo, sin duda recogería mas de cinco mil.


FIN