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martes, 24 de diciembre de 2013

EVIDENCIAS . EL HOMBRE LUCIO

EVIDENCIAS 
Alberto después de pensarlo un poco decidió llamar a su casa
  • Aló – Contestó Patricia, su esposa
  • Ah, mi amor ¿eres tu?
  • Si, yo ¿que? ¿Sucede algo?
  • No nada es solo que . . . pues eh ... no podré volver a casa hoy
  • Vaya . . .
  • Si, es que al salir del trabajo, tengo que ir con Guzman . . . tu sabes, es un cliente de la empresa que te dije la semana pasada y el jefe quiere que lo atienda yo y bueno seguramente va a querer ver todo el terreno y tu sabes que eso es al otro lado de la ciudad . . .
  • Mmmmm, claro, traele algo a Beto, mira que ya viene la Navidad y no le hemos comprado nada
  • Si claro seguro le compro algo, chao
  • Hasta luego – y colgaron el telefono
    Sebastian quedó mirando por un momento a Alberto y luego explotó con su risa de triunfo.
  • ¿Está listo? , te lo dije Alberto no falla – y chocaron las palmas de las manos celebrando su peripecia.
  • Ahora salimos, buscamos las chicas y a la rumba

      Y se fueron a la rumba Alberto y Sebastian, las chicas eran la secretaria de Sebastian y una amiga de ésta que los hombres aun no conocían, las buscaron en una cafetería y luego cenaron algo muy ligero, después tomaron algunas cervezas y finalmente las parejas pasaron la noche en un muy modesto hotel.

Al dia siguiente en el trabajo todo fue de lo mas normal, en la tarde Alberto hizo todo para salir lo mas temprano posible, fue a una tienda muy cerca de su trabajo y compró un juguete para Beto y se fue a su casa.

Pero algo extraño habia sucedido, en casa no habia nadie, Alberto tuvo que abrir con su llave, al entrar enseguida se dió cuenta que habian objetos fuera de lugar. El reloj de pared estaba en la mesa, aun seguía marcando la hora exacta, Alberto verificó la hora con su teléfono celular, le habían quitado el cojín a uno de los muebles, también en la cocina estaban removidos algunos de los utensilios como si hubieran estado preparando comida y olvidaron recoger y acomodar las cosas usadas.

Al entrar en la habitación aumentó la preocupación, la cama estaba muy desarreglada y había ropa sobre ella, Alberto se asomó por una de las ventanas para ver hacia el patio y pudo darse cuenta que la puerta hacia la calle, que siempre permanecía cerrada, estaba abierta.

  • Dios mio ¿que ha pasado?
Alberto salió de la habitación, sacó el telefono celular y se disponía llamar a su esposa cuando una pequeña prenda de ropa en el piso llamó poderosamente su atención, era . . . pero fue interrumpido por un golpe seco en la nuca, Alberto sintió que la habitación giró bruscamente y cayó al suelo, no se desmayó pero eso bastó para que el Policía pudiera esposarlo rápidamente.
  • ¿Que sucede agente? Preguntó Alberto casi inconsciente
    El policía no contestó, otro par de policias entraron y sujetaron a Alberto, en ese momento se escucho la voz de una mujer desde la calle
  • Es el Hombre Lucio, es el hombre Lucio
    Enseguida se escuchó la voz de otra mujer, era Patricia, que venia corriendo con un bebe en brazos
  • El es mi esposo – le dijo Patricia al policía
  • Pero me dijeron que el hombre habia entrado en su casa
  • Si pero ya se fue, él es mi esposo Alberto
    El policía estaba confundido
  • Sueltelo por favor él es mi esposo Alberto – repitió Patricia
    El policía le quitó las esposas a Alberto y mirando a Patricia le dijo
  • Ahora expliqueme
    Patricia, se disponia a hablar, pero fue interrumpida por la voz de la mujer de la calle
  • Es el Hombre Lucio – esta mujer entró a la casa, patricia se dirijió a ella
  • No Anita, no es el Hombre Lucio, es mi esposo Alberto – dijo Patricia
  • Ahora explíquenme -insistió el policía
    Patricia por fin comenzó a contar:
    Estabamos solos . . . o sea. . . yo estaba sola con el bebe y me llamó mi vecina Anita, diciendome que vió entrar un hombre a la casa, yo le dije que no habia nadie, pero ella insistió en que vió entrar alguien, entonces me asusté un poco, me salí de la casa y fui donde Anita, alli ella empezó a contarme de un Hombre Lucio que lo han visto por aqui cerca y creo que ha molestado a algunas mujeres, por eso entonces llamé a la policía y cuando llegaron consiguieron a Alberto. Eso es todo. Pero ya vimos que no hay nadie, disculpeme señor agente por haberle molestado
  • Mmmm- estaba pensativo el policía y volteó a ver a Anita
  • y ese Hombre Lucio, ¿usted lo ha visto?
  • No lo he visto – contestó Anita
    El policía se levantó de su asiento y antes de salir le hizo señas a Alberto para que lo siguiera y ya estando afuera le dijo mirandole a los ojos
  • ¿Hombre Lucio?. Resuelva su problema señor.
  • ¿Que quiere decir?
  • ¿No sabe el cuento del Hombre Lucio?
  • No lo se
  • No existe el Hombre Lucio, averigüe y tenga cuidado con lo que hace. y. . . ¿los cazoncillos que están en el piso? ¿Son suyos?
  • ¿Ah? ¿ CALZONCILLOS?


EPILOGO
    Meses mas tarde, ya divorciado, Alberto se disponía asistir a otra de sus aventuras, aunque era muy riesgoso, tenia que ir porque ella era “una ricura”
    Lo llamaron por telefono
  • Ya mi esposo salió – le informó la voz femenina – y no viene hasta mañana en la tarde
  • Ya en casa de su amante, todo marchaba sobre ruedas, pero de repente, se escucharon los frenos de un carro frente a la casa, los amantes se levantaron violentamente
  • Rapido por la ventana – grito ella - Alberto se colocó el pantalón sin interiores y como pudo saltó y como la iguana “cayendo y corriendo” mientras que desde la ventana ella gritaba con voz de princesita:
  • Auxilio es el Hombre Lucio es el Hombre Lucio 


FIN

viernes, 22 de noviembre de 2013

¿Que comprar? La Máxima prueba.

¿Que comprar? La maxima prueba


Para los nuevos lectores de la serie ¿Que comprar? Les informo que no se trata de alguna promoción que hago para que compren algo, ni nada parecido, no se trata de eso, se trata de un personaje que en variadas ocasiones es asaltado por las dudas y por supuesto que una de las mas frecuentes dudas es al momento de comprar algo.

En esta ocación el Señor protagonista ha cobrado los aguinaldos y como todos los años se enfrenta a la difícil decisión ¿Que comprar?. Este año, para los que vivimos en Venezuela hay un elemento que se ha sumado para dificultar aun mas la gran decisión de nuestro muy querido amigo de ¿Que comprar? Veamos . . . 

El presidente lo ha dicho, hay que salir a comprar, los precios estan siendo revisados, hay que comprar, las tiendas explotan de gente, la guardia nacional mantiene el control de las colas, ¡bajaron 70%! , está gritando la gente en la calle, ¡Dios mio!, han bajado el 70% !, hay que salir ya a comprar.

Con todo esto en la mente he salido a la calle y en efecto la gente esta muy contenta con la revisón de precios, sí, se estan haciendo colas en las tiendas, he estado viendo los precios y es cierto, todo, en todas partes, esta por debajo del 70%, . . . entonces llego a una tienda, estoy muy emocionado, las manos me tiemblan, sí debo comprar un pantalón, saludo a la chica que me atiende con mucho cariño y le digo mi talla y le señalo el modelo que vi en la vidriera, rápidamente ella viene con el pantalón y también me trae una camisa, me explica que esta camisa hace juego con mi pantalón esto me pone un poco mas nervioso y la verdad no puedo disimular mi nerviosismo las manos me sudan y me tiembla todo el cuerpo, ella me muestra el precio con el nuevo ajuste y no lo puedo creer, puedo comprar hasta tres pantalones, le digo a la chica, casi por señas, porque no puedo hablar del nerviosismo que quiero llevar tres pantalones, ella busca los pantalones y trae las tres camisas que le hacen juego, me dice que puedo probármelo, pero yo le digo tartamudeando que no tengo tiempo, ella se da cuenta de mi nerviosismo y me pregunta :
  • ¿Se siente mal señor?
  • He est. . Yo perdón . . . - trato de responder, pero no aguanto mas, debo salir de la tienda es mucho para mi, en ese momento Duvina entra a la habitación
  • ¿¡Papa!? . . . ¿que te pasa? ¿estas hablando sólo?
  • ¡ aaaaaahhhhhhggggggg ! - Pegué un grito, entre asustado, sorprendido y a la vez aliviado, me senté en la cama y ya mas tranquilo le contesté a Duvina.
  • Estoy practicando para salir a enfrentar La máxima prueba.
  • ¡NO PUEDE SER!.

FIN

domingo, 13 de octubre de 2013

EL AMOR Y EL INTERÉS FUERON AL CAMPO UN DÍA.

El amor y el interés fueron al campo un día . . .

La señora Rigoberta Selina se había comenzado a sentir muy mal, se sentó en la cama y llamó a Fidelia
  • Mande señora
  • Estoy mareada otra vez, tráeme la pastillita para controlar la tensión
    Fidelia era una muchacha muy bonita que trabajaba como servicio de la señora Rigoberta, había llegado a aquella casa solicitando trabajo, según un plan que tenía con su novio del cual estaba muy enamorada.
  • Tome – le entregó la pastilla con una mano y con la otra un vasito de agua – la señora se tomó la pastilla arrugando un poco la cara.
  • Vaya, tengo ese mal sabor en la boca, todo lo que tomo me sabe a diablo.
    La señora Rigoberta tenia un poco mas de 80 años y padecía desde hace mas de 30 de hipertensión arterial, para lo cual tomaba aquella píldora.
    Fidelia, tomó el cepillo que estaba cerca de la cómoda y comenzó a cepillarle los cabellos a su patrona, la señora Rigoberta cerró los ojos y trato de relajarse, poco después Fidelia soltó el cepillo y continuó acariciándole el cabello con las manos, eso hizo sentir mejor a la señora Rigoberta quien poco a poco se fue recostando en la cama, la presencia de Fidelia había sido una bendición para Rigoberta quien se entregaba en las manos de Fidelia con absoluta confianza
  • ¿Tiene sueño?- pregunto fidelia
  • No, solo que. . . tengo ese mareo y no puedo mantenerme sentada- dijo en tono muy bajo la señora.
    Fidelia no quiso molestarla mas y salió de la habitación, en ese momento entraba en la casa la Doctora Esfini, quien preguntó por su paciente con voz grave, seria y desagradable.
  • ¿La señora Rigoberta?
  • Está en su habitación - contestó Fidelia – no se siente bien.
  • ¿Le diste la pastilla?
  • Si, se la acabo de dar.
    La doctora no le caía bien a Fidelia y el sentimiento era reciproco pero ambas simulaban muy bien la inquietud que se producían.
    La doctora pasó a la habitación de su paciente y otro visitante llegó en ese momento, era el novio de Fidelia un señor ya entrado en años, quien lucía siempre muy bien vestido y transmitía un aire de “don de gente” que infundía respeto, Sebastian era su nombre, se sentó en un mueble tipo sofá y Fidelia se sentó a su lado, se dieron un beso de bienvenida y comenzaron a conversar casi a cuchichear pues solo ellos podían  escucharse, mientras conversaban los ojos de Fidelia brillaban vivamente, era evidente que estaba muy enamorada y admiraba mucho a aquel hombre; El por su parte había llegado a aquella casa para plantearle un negocio a la señora Rigoberta, su interés se centraba en alquilar un local para instalar una Farmacia.
    Después de unos minutos en la habitación la Doctora salió extrañamente tiesa como en schock, los ojos le salían de sus órbitas.
    Fidelia se levantó de su asiento - ¿Que ha pasado?
    La Doctora estaba a punto de desmayarse, Fidelia se dio cuenta y la ayudó a sentarse.
  • ¿Que ha pasado? Pregunto Fidelia Nuevamente
  • Ha muerto - contesto la Doctora sin salir de su sorpresa.
  • Dios mio
  • Avísenle a Don Tony - dejó escapar la doctora.
    Los días siguientes a la muerte de la señora Rigoberta pasaron rápidamente y sin nada especial que contar según el objeto de esta historia, el velatorio se efectuó sin contratiempos, la casa donde vivía la señora fallecida había quedado sola y permanecía cerrada.

Un mes después algo extraño sucedió, Tony, el único hijo de la Señora Rigoberta vino hasta la casa de su madre, había recibido una llamada por teléfono de un señor que se identificó como el comprador de la casa y le pedía que le entregara las llaves, Tony acudió a la cita, pero estaba confundido, puesto que el no había colocado aun ningún aviso de venta.

La confusión se tornó en espanto cuando conversó con el referido comprador, pues la casa ya había sido vendida, ese mismo dia acudieron al registro fiscal y el comprador le mostró toda la documentación:
La casa había sido vendida por Fidelia Celestina de la viv Aranza, quien según se señalaba en los registros, había obtenido la casa por venta directa de la Señora Rigoberta Selina.

Tony estuvo averiguando por varios días  al cabo de los cuales supo que:

Fidelia se había ganado toda la confianza de la señora Rigoberta y esta por agradecimiento le había vendido la casa por un precio que solo calificaba de simbólico.
El novio de Fidelia estuvo trabajando el mismo en la farmacia, hasta el día de la muerte de la señora Rigoberta, la farmacia ya había sido mudada y solo habían quedado un montón de cajitas de medicinas vacías.

A petición de Tony la doctora Esfini, llevó las pastillas a un laboratorio, donde le informaron que eran de azúcar  unas pastillas que son usadas para Hipocondríacos.
Todo estaba demasiado claro, pero por supuesto que ya era muy tarde para actuar, ademas los documentos eran todos absolutamente legales.

En ese mismo instante en una ciudad muy lejana una pareja celebraba su boda con una pomposidad inusual.
Fidelia lucía como siempre muy enamorada y su esposo la abrazaba para hacerla sentir feliz, para que de esa forma no sospechara el plan que ya estaba poniendo en practica.


FIN 

jueves, 19 de septiembre de 2013

EL MISTERIO DE LOS CATORCE ANILLOS

  El misterio de los catorce anillos

Eva entró con nerviosismo
  • Dios mio debes ayudarme estoy aterrada
  • ¿Pero que ha sucedido?, ¿no me digas que ahora si encontraste los catorce anillos?
  • No chica, por favor olvida ese asunto, eso es sólo una leyenda familiar. . . es que estoy volviéndome loca
  • ¿Como así?, Cuéntame anda siéntate
Angélica le alcanzó una silla y la animó a hablar, Eva cerró los ojos y trató de calmarse, entonces, después de respirar profundo, abrió los ojos nuevamente y dijo:
  • Es otra vez mamá, escucho su voz en las noches llamándome, esta vez me pidió que le permita descansar en paz, no se que hacer, es una locura, mamá esta muerta y ahora me llama, al principio creí que solo soñaba, pero, a medida que se repiten los llamados me doy cuenta que son reales, la otra noche me quedé despierta y la escuché claramente, me levante y encontré la ventana abierta, entonces grité pidiéndole que por favor me diga que es lo que pasa o será que quiere que yo haga algo por ella.
  • Pero. . .¿tendrá algo que ver con los catorce anillos? – preguntó Angélica
  • No vale, olvídate de eso, te repito que eso no existe.
  • ¿Y entonces? ¿que podemos hacer?
Eva continuaba llorando, se veía completamente destrozada por los nervios, se recostó en el hombro de su hermana Angélica y al cabo de varios minutos, cuando ya estaba mas tranquila dijo:
  • Pedro ha estado hablándome de una señora que sabe de esas cosas, el dice, me asegura que ella podrá ayudarme.
  • ¿Y tu que crees?
  • No se, yo no creo en esas cosas, pero estoy desesperada, no se que hacer
  • ¿Pedro? ¿y como está él?, me dijeron que está nuevamente metido en problemas y hasta hace poco tiempo sólo le interesaba el asunto ese de los catorce anillos.
  • No, yo creo que ya desistió, hace algún tiempo que no me habla de eso
  • Déjame decirte algo Eva y te ruego me disculpes, pedro es tu esposo, pero debes estar consciente de que es un desgraciado, no trabaja, es un vago y sólo está pendiente de las apuestas y tiene . . .otra mujer. . .
  • No son malas costumbres y si trabaja, él es . . . actor y cantante . . y él si me quiere.
  • ¡Bueno pues! - subió el tono Angélica - esta es la ultima, imitador y de vaina, un alcohólico es lo que realmente es
  • Pero no estamos hablando de él – dijo Eva
  • Bueno es cierto, ¿entonces que? ¿iremos a hablar con esta señora que nos recomienda tu flamante esposo? - Dijo Angélica esbozando una sonrisa y con un dejo de sarcasmo.
Una hora mas tarde estaban en casa de la “Señora Pitonisa”, allí Eva contó su historia.

  • Mamá murió hace ya nueve meses y aproximadamente hace dos, he comenzado a escuchar su voz, primero me pedía ayuda, pero estos últimos días sólo me dice que le permita descansar en paz.
La Señora Pitonisa escuchaba poniendo mucha atención y cuando hablaba lo hacía con gran seriedad y a Eva le parecía que de ella emanaba una energía especial.
  • Háblale de la leyenda de los catorce anillos - dijo Angélica
Eva cruzo una mirada con su hermana Angélica y luego se decidió a contar
  • Nuestro abuelo paterno siempre nos dijo que él guardaba una fortuna familiar, son unos anillos de oro que el tiene escondidos, según contaba el abuelo, estos anillos son parte de un tesoro que otro de nuestros antepasados había hallado en una isla o algo así, no recuerdo exactamente, pero el caso es que. . . bueno existe esta leyenda, pero nadie sabe donde están esos anillos, si es que realmente existen.
La señora pitonisa, no hizo mayor caso de este cuento de los catorce anillos y sin decir palabra se levantó de su asiento y colocando las manos sobre la cabeza de Eva, dijo unas palabras ininteligibles y de inmediato comenzó unas oraciones que tampoco se entendían, pero entonces, de repente algo sucedió, La Pitonisa quedó como tiesa y con los ojos en blanco, Angélica que estaba al lado de Eva, creyó que iba a desmayarse y trato de sostenerla, pero la Pitonisa abrió nuevamente los ojos y buscó la pared, entonces allí si se desplomó y se fue resbalando por la pared hasta caer al piso.
Eva estaba atónita, con la boca abierta, los ojos fuera de órbitas y blanca como la leche, no entendía que estaba pasando.
Después de unos segundos La pitonisa comenzó a recuperarse, tosió un poco y luego como si nada hubiese sucedido se puso en pie y señalando a Eva dijo, como si dictara sentencia:
  • Debo ir a su casa.
    Al llegar a la casa de Eva, La Pitonisa dijo:
  • Es su bastón, tráiganme su bastón

    Eva se levantó, pero, volvió a sentarse al ver una seña de su hermana Angélica.
    Angélica se introdujo en una de las habitaciones y trajo un bastón viejo, hecho de aluminio con un mango muy gastado y el tapón de la parte inferior también muy roído.
    La pitonisa abrió extraordinariamente sus ojos y sin poder contener la emoción que sentía, fue en busca del bastón, prácticamente se lo arrancó de las manos a Angélica y comenzó como a revisarlo a tocarlo, revisó el mango, el tapón de goma en la parte inferior, luego le dio unos golpecitos contra el piso y entonces finalmente dijo de manera altisonante:
  • Deben llevar el bastón a l cementerio y dejarlo en la tumba de la señora muerta, eso es todo, la señora quiere que le lleven su bastón a su tumba, quiere que le devuelvan su bastón
  • ¿Eso es todo? - pregunto Eva como extrañada pero aliviada – bueno se lo llevaremos mañana después de la misa así aprovecho de enviar el bastón a que lo limpien y lo pulan donde el señor . . .
    Pero Eva no pudo concluir sus palabras porque La Pitonisa pegó un grito:
  • ¡Noooooo!, deben llevar el bastón ahora mismo
    Eva quedó mirando extrañada a la pitonisa y quizo preguntar algo pero La Pitonisa interrumpió nuevamente diciendo:
  • Es necesario que lo lleven ahora mismo
  • Pero es de noche – dijo Eva
  • Si, es de noche, deben llevarlo de noche porque . . . - La Pitonisa parecía estar cerca de otro trance y entonces con esa expresión altisonante, sobreactuada y con imposición preguntó para asegurarse.
  • ¿Van a llevarlo ya verdad?
  • Si claro lo llevaré ahora mismo – dijo Eva
Entonces ha terminado mi tarea - dijo La Pitonisa – dio medía vuelta y se fue.
Unos minutos después Eva y Angélica, se colocaron chaqueta para el frío y salieron para el cementerio. Eva temblaba, mas de miedo que de frío, por el contrario Angélica lucía tranquila y mas bien, parecía que disfrutaba todo aquello.
Al llegar al cementerio Eva dijo:
  •  Siento que nos siguen
  • Tranquila todo esta bajo control - contestó Angelica
    Llegaron a la tumba, Eva se adelantó y rezó, luego dejó encima de la tumba el bastón
    Cuando regresaban, una sombra pasó corriendo detrás de ellas, aquella sombra se paró en la tumba, tomó el bastón y salio corriendo otra vez.
    Eva sintió algo de ruido y quizo voltear, Angélica la abrazó y no se lo permitió.
    Estando ya un poco mas tranquilas en casa, Angélica entra a una de las habitaciones y sale con un bastón
  • ¿Y ese otro bastón? Preguntó Eva extrañada.
  • El de nuestra madre
  • ¿Pero?
  • Tranquila, llevamos al cementerio, el viejo bastón del abuelo – y entonces tomo el bastón y lo puso de revés entre sus manos, haciendo un poco de fuerza giró el tapón de goma hasta que lo sacó, luego golpeándolo levemente contra el suelo fueron saliendo uno a uno los catorce anillos.
  • Eva quedo atónita y con los ojos desorbitados, Angélica Reía

    FIN