EVIDENCIAS
“El
vivaracho”
El apenas sabía leer y
escribir, pero sentía que lo sabía todo, que podía hacer cualquier
cosa. Aunque en aquel momento se encontraba un poco confundido,
quizá muy confundido.
Veía y sentía como el
mar enfurecido se le venía encima, mientras él intentaba maniobrar
con el timón . Una ola lo golpeó con mucha fuerza y lo hizo rodar
unos metros a estribor, trató de aferrarse a una tabla saliente de
la cubierta pero esta le resbaló entre las manos.
Oh no, se acaban las
provisiones – se levantó de su silla y buscó el sombrero, se
había olvidado de su sombrero, es que le gustaba tanto cuando se
imaginaba marinero de alta mar que se olvidaba de todo, era una forma
de divertirse, pero debía controlarse, pues sus dos primos que
trabajaban en la policía se lo tenían advertido, si lo encontraban
borracho lo llevarían preso y el por supuesto quería a sus dos
primos como aliados y no como verdugos.
Reacomodó su silla,
entre el cajero automático y el teléfono publico, tuvo que barrer un
poco pues había una reguera de tarjetas telefónicas usadas, tiradas
en el piso. Recogió y colgó el cartelito que se había caído del
espaldar de la silla, en el cual figuraba un documento con el
membrete de una clínica privada donde hace muchos años un medico
indicaba su padecimiento y explicaba que debido a esa disfunción
en su cerebro no podía trabajar.
Al principio le daba
mucha vergüenza tener que pedir dinero excusándose en ese problema
que tenía de nacimiento, pero con el tiempo, fue aceptándolo y
luego a medida que la gente se acostumbró a verlo allí en su
esquina, fue desapareciendo la vergüenza y comenzaron a aparecer los
síntomas de la sinvergüenza.
Cuando empezó a beber
ocultaba su botella, pues, si alguien hubiera leído con atención el
documento clínico, se hubiera dado cuenta que no debía beber licor,
pero bebía y desde hace algún tiempo no ocultaba su botella.
Se ganaba la vida
haciendo cualquier cosa, a veces tenia cartones de entrada para los
juegos de béisbol, cuando ya estas se habían agotado en las
taquillas del estadio, otras veces tenía tickets de rifas en las
que nadie sabía quien salía premiado y siempre cargaba cosas para
vender como: estampitas de santos, baterías, botellas de un elixir
para bajar de peso o para la potencia sexual, yesqueros, pendrives,
bolígrafos y las revistas especializadas en las carreras de caballos.
Ciertamente siempre
estaba en movimiento y vaya que movimiento, no paraba nunca de
caminar y para colmo caminaba bailando. Por todo lo mencionado se
conocía con el sobre nombre de: Toño “El vivaracho” y le
gustaba ese nombre, sentía que se le hacía justicia.
Tanta actividad y aun
asi siempre andaba buscando la forma de ganarse un dinerillo extra
Pero su suerte estaba
por cambiar porque hoy había sido contactado por un señor del Banco
Nacional, quien le informó que necesitaban de su ayuda, para un
trabajo muy puntual. Sería algo de un solo día. El hombre
identificado como trabajador del banco le dijo que era algo muy
sencillo
Si, problemas,
ellos no podrán sacar dinero de sus cuentas, tu le entregaras este
papel para que llenen el formato y luego metes las tarjetas y
formatos en este sobre que debes entregarme bien cerrado, porque es
algo muy serio, luego yo paso en la tarde para que me entregues los
formatos con las tarjetas de los señores
Se te pagaran 500
de los fuertes, yo te los entregaré cuando recoja las tarjetas con
los formatos ya llenos.
El vivaracho quedó
emocionado, hace tiempo que no veía un billetico de cien y ahora
le prometían quinientos. Se frotó las manos, porque él ya
estaba pensando que serian mas de cinco mil.
Efectivamente había un
problema y los viejitos no podían sacar dinero. Entonces el
vivaracho los abordaba, les entregaba el papelito con el pequeño
formato que los ancianos llenaban muy rápidamente , pues solo se
pedía el nombre y la clave de la tarjeta, al terminar lo metían en
un sobre amarillo que el vivaracho había comprado.
Algunos viejitos
desconfiados protestaron y no quisieron entregar sus tarjetas, pero
una buena parte de ellos si lo hicieron y al final de la tarde el ya conocido
agente del banco pasó a recoger el sobre blanco identificado con
el símbolo del banco.
El vivaracho entregó el
sobre blanco, bien cerrado y grapado, el agente del banco, se dio
cuenta de que el vivaracho había trabajado mucho, pues al tocar el
sobre se podía sentir que habían muchas tarjetas.
Al día siguiente,
aproximadamente al mediodía, hubo cierto alboroto en la esquina del
cajero por la movilización policial que se suscitó. Aparecieron
dos patrullas cuatro motos y una gran cantidad de policías estos se
apearon y fueron directamente al puesto del vivaracho, este se
mostró sorprendido, pero no pudo evitar que lo hicieran preso, lo
introdujeron en una de las patrullas y se lo llevaron.
Algo les pareció muy
extraño a los transeúntes y es que el preso iba bailando.
Ese mismo día en la
tarde el titular del periódico local informaba
Cinco personas
fueron capturadas como presuntos estafadores de ancianos pensionados
en tres estados del país, entre los detenidos figura una persona muy
conocida del centro de la ciudad, quien es conocido como “el
vivaracho”.
Pero la historia no
había terminado
Al día siguiente, otra
vez, a la misma hora, el mismo operativo policial, esta vez mas
intenso, mas patrullas, mas motos, mas policías y. . . mas
periodistas.
De repente, saltando,
desde una patrulla apareció bailando “el vivaracho” la gente lo
veía asombrada, pero él no era el principal atractivo de la
movilización, la atención de los policías, los transeúntes y
periodistas estaba en el banco, la gente formaba un tropel frente a
la institución después de unos minutos de entre la multitud, con
dificultad sacaban del banco al sub-gerente, quien caminaba cabizbajo
y esposado, los mas curiosos pudieron ver que el sub- gerente llevaba
en sus manos esposadas una gran cantidad de tarjetas telefónicas que
dejaba caer al piso mientras negaba con la cabeza.
En el periódico apareció
otro titular que mostraba casi como héroe a “El vivaracho” se
decía que este había salvado de ser estafados a mas cincuenta
pensionados.
El vivaracho devolvió
las tarjetas a los señores jubilados y estos por agradecimiento
recompensaban sobradamente bien a “El vivaracho” este no se
había equivocado en su calculo, sin duda recogería mas de cinco
mil.
FIN